Me despiertan un grito de mi hermano
pequeño, Sam. A si que me levanto de la cama para ver que le ocurre
porque ninguno de mis padres se encuentra en casa. Nunca están desde
hace 6 años. Los llamaron para que ocuparan de nuevo sus cargos como
agentes de la paz. Estaban deseando volver a serlo y aceptaron con
agrado dejándonos a Sam y a mí solos. Mi hermano solo tenía unos 4
meses y yo 11 años recién cumplidos y desde entonces estoy a cargo
de toda la casa. Mis padres me envían parte de sus sueldos y yo los
gestiono como puedo, pero aun así he tenido que coger teselas unas
cuantas veces pero de todas formas me da igual. Si no voy a los
Juegos del hambre de forma natural acabaré presentándome voluntario
como tributo este año. Estoy física y mentalmente preparado y
además es lo que tengo que hacer para no acabar siendo Agente de la
Paz. La gran mayoría de personas del Distrito 2 cuando cumplen 18
años y ya no pueden participar en los Juegos, el Capitolio los manda
a formarse como Agentes y así sacarle provecho. Como yo no serviría
al Capitolio aunque me envenenaran con veneno de rastrevispula no
tengo mas remedio que presentarme en los próximos Juegos. Tampoco
sería un gran sufrimiento lo de presentarme porque en realidad estoy
deseando ir. Desde los 7 años he estado preparándome para el gran
día de subirme al escenario y que Pilgruch diga que soy el tributo
masculino del Distrito 2. Mañana va a ser el día que tanto he
estado esperando y lo mejor es que no tengo que preocuparme por Sam
porque he encontrado alguien que lo cuide mientras estoy en la arena.
Llego a su cuarto y rastreo la zona con la mirada pero no lo
encuentro, solo veo la ventana abierta de par en par. Me asomo por
ella y lo veo levantándose del suelo. Voy escaleras abajo en su
busca.
-¿Como se te ocurre saltar por la
ventana?- Le regaño- Menos mal que solo es un primer piso. Piensa
que podrías haberte hecho daño.
-Solo intentaba saltar al árbol como
tu haces en los entrenamientos...
Me recuerda mucho a mí, ya no solo en
su físico, que es igual que yo a su edad si no en su forma de actuar
y pensar. A veces me asusta lo mucho que nos parecemos y yo siempre
niego que tengamos parecido alguno.
-No lo vuelvas a hacer, cuando tengas
la edad yo mismo te enseñaré a luchar ¿vale?
-¿De verdad? ¡Que bien! Empezamos
mañana mismo- Dice muy ilusionado
-Sam, mañana es la cosecha y además
ya te he dicho que cuando tengas la edad
-¿Te vas a presentar voluntario?
-Sí
-Que chulo, entonces te veré por la
pantalla dándoles a todos una paliza
Me río, no puedo evitarlo porque lo ha
dicho tan seguro de si mismo que convencería hasta al mismísimo
presidente Snow.
-Mientras tanto te vas a quedar con
Rachel
-¿Con la tita Rachel?¿ Podemos
visitarla ahora?
-Bueno vale pero antes tenemos que
desayunar y vestirnos
Le preparo la ropa y se la dejo encima
de la cama y voy a mi cuarto a ponerme la mía. Cuando bajo a la
cocina Sam ya esta sentado en la mesa esperándome. Solo queda un
poco de avena de la última tesela pero creo que nos bastará hasta
mañana.
-¿Otra vez avena?-Se queja- ¿Por que
no compramos pan con nueces y pasas? Para variar un poco que en el
colegio nos han dicho que es necesario hacer una dieta equilibrada
Suspiro y no le respondo, la verdad es
que no queda mucho dinero y lo estoy ahorrando para dárselo a Rachel
para cubrir los gastos de Sam. Si supiera que la vida no es tan
fácil... Tras el desayuno salimos y vamos hacia la casa de Rachel.
me gusta, mucho escribes muy bien de verdad!!!!!!!!!!!!! :)
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